viernes, marzo 23, 2007

Riki López bañó de hilaridad al público del Café teatro con sus “notas” de humor


Foto: Ángel González


Riki López asombró ayer al reducido pero solazado público del Café Teatro con su espectáculo musical y humorístico, en el que consiguió sublimar la cotidianeidad monótona de la vida en arte con sus canciones llenas “de mala uva” en su espíritu serio, para criticar desde los temas más banales de sus experiencias hasta los más comprometidos.

Este “cantahumor” mallorquín, con cara tierna a la par que gamberra, que da la impresión de ser el acicate de las fiestas a las que se presencia, se sirvió de su gran don de la improvisación, de un descarado componente teatral y de su chistera acústica para demostrar cómo se puede despertar las carcajadas más desternillantes de los asistentes con un do y un fa como mero acompañamiento.

En el contenido de sus canciones se percibe su deseo de exhibir la creación de personajes que dejan atisbar sus miserias y sus éxitos, evidenciando así una caricatura de la realidad, probablemente originada en sus infinitas experiencias “calaveras” de noches de excesos.
Sus defectos se tiñen de virtudes, porque la sobreactuación que despliega en alguna de sus composiciones se disfraza de un realismo desdibujado, y los chistes fáciles se convierten en preámbulos y acompañamientos de monólogos colosales.

Abrió su repertorio con emancipación, una nueva canción, en principio compuesta para un anuncio de Coca cola, que no llegó a buen puerto, por una estrofa “políticamente incorrecta”, y en la que habla de un muchachito de 35 años que se opone a independizarse del seno de su mamá.

Riki continuó su concierto entre monólogos cargados de ironía y humor, haciendo gala de sus canciones baluarte, de las cuales, algunos de sus protagonistas le han servido inconscientemente para ensalzar mucho más su fama. El busto es mío es un ejemplo de ello; ese “despechado” deseoso de hacer feliz a su mujer con una operación de pecho, que finalmente acabó disfrutando el monitor de su gimnasio, y que terminó colándose en el vestuario de la selección española de Baloncesto cuando ganaron la final del Mundial de Japón. Su compositor se muestra orgulloso de ello y aliviado porque “empezaba a notar que estaba perdiendo público en Asia”.

Para el gusto de todos, el intérprete deleitó a los presentes con otras de sus famosas composiciones rebosantes de un costumbrismo afilado, con una sátira digna de elogio del mejor Larra del Vuelva usted mañana; desde el gran camarero Juan, armado de una tiza y pizarra con pintura blanca de de esa que no se va, donde hoy pone hortalizas sin “h” y mañana verduras con “b” (bar rambo), pasando por un desesperado suicida, que tras sus intentos fallidos de apagar su vida recobra las ganas de vivir por una mujer, y pierde la vida de la manera más absurda (hasta nunca, mundo cruel), hasta un tipo que “se estampa” contra la Cibeles y alega en estado de embriaguez: “mujer tenías que ser” (Cibeles no conduzcas).

Con unas melodías muy simples, este poeta urbano siguió mostrando un repertorio selectivo de sus cinco discos, república anónima (1997), con el sudor de la frente (1998), Rikipitalorio (2000), el hombre más feliz del mundo (2001) y dando el Kante (2007), hasta completar un concierto de 12 canciones que consumió dos horas de risotadas entre los asistentes.

Riki López no dejó a nadie indiferente, unos salieron muy contentos, algunos con lágrimas en los ojos que desprendían hilaridad y otros preguntando ¿cuándo vuelve este figura? Esta fue la imagen que ofreció este “discípulo” de Javier Krahe, que ha decidido seguir su propio camino y exhibirse como un escaparate donde la banalidad se reviste de arte con el humor como lienzo y la guitarra como pincel.

Repertorio completo:
Desenmancipación
Cambiaré
El busto es mío
Menú del Bar rambo
Un mallorquín por Madrid
Canción desesperada
Hasta nunca, mundo cruel
Mantis atea
Madre no hay más que una… y me tuvo que tocas a mí
Superviviente
Cibeles no conduzcas.

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