domingo, marzo 11, 2007

Personajes en la historia de Valladolid: Miguel de Cervantes

Es bien conocido que el inmortal ingenio Miguel de Cervantes residió durante una etapa de su vida en Valladolid. Sin embargo no lo es tanto el hecho de que el grandísimo autor ya había vivido en la ciudad del Pisuerga en un tiempo anterior, siendo niño. Su familia, compuesta por el cirujano Rodrigo Cervantes, su madre Leonor Cortina y sus cuatro cinco hermanos Andrés, Andrea, Luisa, Rodriga y Magdalena llegó a Valladolid en 1551. Habitaron en la entonces llamada Acera de Sancti Spiritus, lo que hoy es el Paseo Zorrilla, cerca del monasterio del mismo nombre y lejos de lo que entonces era el centra de la ciudad. La estancia de los Cervantes en nuestra ciudad fue aciaga, ya que el cabeza de familia, al haber sido víctima de usureros, fue encarcelado por deudas impagadas.

Su segunda residencia en Valladolid se produce mucho después, en los últimos años de la a vida del escritor. Llega con su familia a la ciudad en 1603, que dos años antes había sido convertida en capital del Imperio de los Austrias y que lo sería solo por un breve tiempo. La familia que se instala en la calle del Rastro esta compuesto además de por el propio Cervantes, por su esposa Catalina de Salazar, su hija natural Isabel de Saavedra, sus hermanas Andrea y Magdalena y Constanza, hija natural de Andrea. Al parecer en Valladolid corrieron las habladurías sobre la moralidad de la familia.

En Valladolid Cervantes termina la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, que ya debía tener muy avanzada cuando llegó a la ciudad. Su éxito fulgurante y rapidísimo tras la publicación provocó que en los festejos que se celebraron en Valladolid el 10 de Junio de 1605 con motivo del nacimiento del príncipe Felipe (el futuro Felipe IV), hubo entremeses en los que figuraban caballeros disfrazados de Don Quijote y Sancho.

Posteriormente ocurrió un suceso a la familia, que quedó registrado en acta judicial, convirtiéndose en una de las mayores fuentes sobre la estancia de Cervantes en Valladolid. Es lo que se llama el proceso Ezpeleta.

La noche del 27 de Junio el caballero Gaspar de Ezpeleta fue herido mortalmente por un desconocido en la puerta de la casa del escritor. Cervantes se levantó de la cama al oír los gritos de “¡Ah ladrón, que me has muerto! ¿No habrá quién socorra a un caballero que viene herido?” Don Gaspar fue recogido por los vecinos de la casa, entre ellos la familia de Cervantes, y Magdalena estuvo atendiéndole con solicitud hasta que murió, dos días después. Entonces un arbitrario juez, para favorecer a un escribano que tenía justos motivos para odiar a Ezpeleta y que quería desviar las sospechas so­bre su muerte, ordenó la detención de todos los vecinos de la casa donde había sido acogido, entre ellos Cervantes y su fa­milia.
El encarcelamiento debió de durar un solo día, pero en las declaraciones del proceso que siguió se nos manifiesta la opinión que se tenía de la familia del escritor. Los testigos declararon que en aquella casa, en la que habitaban varios vecinos, «viven algunas mujeres que en sus casas admiten visitas de caballeros y de otras personas de día y de noche», y, con referencia explícita a la de Cervantes, «que entran de noche y de día algunos caballeros... de que en ello hay escándalo y murmuración, y especialmente entra un Simón Méndez, por­tugués, que es público y notorio que está amancebado con doña Isabel, hija del dicho Miguel de Cervantes... que el di­cho Simón Méndez le había dado un faldellín que le había costado más de ducientos ducados». Por las declaraciones de este proceso sabemos también que a las mujeres que vivían con el escritor se las llamaba despectivamente “las Cer­vantas”.

La familia emprendió la marcha cuando la corte fue trasladada de nuevo a Madrid, sin duda en busca de mejores oportunidades de prosperar en la restablecida capital del reino, y problabemente huyendo de su mala reputación entre los vallisoletanos

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