martes, abril 17, 2007

Picachos con niebla

En 1974, en el acto de despedida de Torcuato Fernández Miranda como vicepresidente del Gobierno, ante lo que preveía una crisis del régimen por la mala salud del dictador Franco, el político pronunció un abstracto discurso en el que explicaba que los asturianos como él tienen "cierto miedo al corazón y al sol". Este segundo temor astral lo justificaba afirmando que el asturiano sabe que "cuando el sol luce con toda su fuerza las nubes surgirán pronto de las entrañas de la tierra" y "sólo los altos picachos cubiertos de nieve y erguidos logran librarse de las nieblas. Y no siempre".

Y no siempre. Ésa es la frase que puede definir la espesa lista del Partido Popular vallisoletano de cara a las próximas elecciones municipales del 27 de mayo, de la que hace unos días conocíamos que se han caído de los primeros puestos algunos cargos tan importantes durante la actual legislatura como el concejal de Urbanismo, José Antonio García de Coca, el portavoz del PP en el Ayuntamiento, José Fernández Otaño, o uno de los pesos pesados del partido en Valladolid, Dionisio Miguel Recio (que se presenta en la lista de Laguna de Duero junto a Luis Minguela), en beneficio de nombres como Jesús García Galván (actual delegado territorial de la Junta de Castilla y León), Domi Fernández (presidente de la asociación Barrio Delicias) o Teresa Ilieva (candidata de origen búlgaro que ocupa el número 19 de la relación).

Llegados a este punto conviene preguntarse el porqué de dichos cambios puesto que, en política como en el ajedrez, nada se hace (o se debe hacer) al azar y ningún movimiento es en falso. Así, parece que el PP ha visto cómo la niebla se cernía sobre algunas de las piezas de su tablero y, por ende, sobre las aspiraciones de renovar la mayoría en el Ayuntamiento y se ha apresurado a hacer un lavado de cara a una lista de la que ha borrado la alargada sombra del desgaste y la corrupción, que en este caso recae sobre hombres como José Antonio García de Coca (uno de los máximos responsables del escándalo de las Viviendas de Protección Oficial (VPO) o Dionisio Miguel Recio (salpicado por el escándalo de Arroyo). Además, se nota su afán por afianzarse en zonas de la ciudad en donde la oposición socialista domina, como es el barrio de las Delicias (aunque aquí existan serias divergencias entre colectivos vecinales) o entre determinados colectivos, ofreciendo la imagen de un partido abierto introduciendo una búlgara en su seno.

A pesar de ello, algunas de las vacas sagradas siguen copando las primeras posiciones, caso de Javier León de la Riva, que como ya es sabido repite como candidato a la alcaldía, Ramiro Ruíz Medrano (número dos) o Manuel Sánchez (número ocho). Precisamente la principal de esas figuras en la capital vallisoletana, León de la Riva, ha querido restar polvo al asunto, aseverando que desde su llegada al Ayuntamiento el concejal de Urbanismo ha cambiado cada cuatro años.

Esa declaración, una vez más, me vuelve a dar la razón en aquello de que en política todo lo que se hace, se dice o se promete parece que ha sucedido anteriormente y que, como mínimo, acabamos de presenciar una segunda vez. Lo digo porque tras el discurso de Fernández Miranda, también funcionó (como ahora) aquello del principio de acción y reacción. Una vez concluida la comparecencia Fernández Miranda, el dictador Franco se acercó al ex vicepresidente y le dijo pasándose la mano por delante de la cara con un gesto de preocupación: "y Miranda, que los picachos están despejados". Y parece que, en Valladolid, según proclama el alcalde, también lo están. O eso dice.

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