jueves, abril 19, 2007

Javier Imbroda: “Yo procuro vivir el baloncesto con pasión, con deseo”

Javier Imbroda tiene la nitidez en la mirada que otorga la claridad de ideas. La vista tan bien enfocada como los objetivos, paso a paso, sin sobresaltos, sin dudas. Pero sus ojos también revelan la profundidad de una mente acostumbrada a la reflexión. Su voz acaricia los pensamientos para acercarlos al interlocutor que pronto queda prendado y convencido por su seguridad. El Grupo Capitol disfruta ahora de la luz después de meses en el túnel. Pero el entrenador advierte que aún hay que seguir ganando.

¿Cómo se encuentra? ¿Está a gusto Javier Imbroda en Valladolid?
Sí he estado a gusto desde el principio, desde que llegué. Es una ciudad muy acogedora, muy cómoda para vivir; con calidad de vida… la verdad es que muy a gusto.

¿Tiene sensaciones favorables de cara al partido por la dinámica del equipo?
Sí, las sensaciones son buenas por esa dinámica que cuesta tanto conseguir y una vez que la consigues pues te agarras a ella y no la quieres soltar, porque es muy difícil llegar a conseguir que el equipo se sienta con confianza, jugando con fuerza, jugando con si las cosas no salen no pasa nada, seguimos jugando… ese tipo de factores que hacen que un equipo crezca y sea grande.

En Murcia esperan con ganas el partido, han puesto las entradas a un euro para llenar el pabellón… pero el hecho de que no esté con ellos Marcus Fizer, ¿cree que les puede afectar negativamente?
Hombre si el partido va igualado o nosotros los estamos dominando entonces si lo van a echar de menos; ahora si el partido lo llevan favorable y se van sintiendo cómodos; probablemente no lo echen en falta.

Hace dos años que escribió que tenía ganas de volver a entrenar, ¿por qué ha tardado tanto?
Bueno yo llevaba veinte años en la alta competición, diez de ellos compartiendo selección española, selección lituana con clubes y necesitaba tomarme un respiro porque estaba totalmente saturado de baloncesto. Yo necesitaba alejarme, conocer y aprender a vivir sin baloncesto… era una manera de verme, buscar esa distancia; yo creo que lo he conseguido y a partir de un tiempo ya sentía la necesidad de volver a entrenar.

¿Por qué eligió Valladolid? Quizá por aquello de encontrar la motivación en un reto que parecía especialmente difícil por la situación del equipo.
Pues por todo, ¿no? Por entender que era el momento de volver a entrenar. Podría haber esperado una situación más favorable, pero lo entendía de esa manera y estoy feliz de haber tomado esa decisión. No sé cómo terminará la temporada, pero puedo decir que el doble objetivo que me marqué, primero volver a sentirme entrenador, lo he conseguido plenamente y el siguiente objetivo es ayudar al equipo a salvarlo, pues si lo conseguimos también.

En estos meses en Valladolid ha habido momentos delicados, ¿ha pensado en dimitir?
Hombre, por la cabeza se pasan muchas cosas, muchos pensamientos, hay cabezas que no paran. No, no lo pensé porque una vez que das el paso lo afrontas con todas las consecuencias. Es verdad que hay situaciones que te hacen pensar, porque a lo mejor no esperabas esa respuesta, o esas reacciones, pero bueno, forma parte de la experiencia.

Aunque toda la concentración y todos los intereses están puestos en el partido de hoy, ¿Tiene ya alguna idea sobre lo que hará al año que viene? ¿Si le apetece seguir o no?
Me han preguntado esto ya en alguna ocasión y la verdad es que cuando me comentan esto, ya sea sobre mi o sobre algún jugador, yo siempre trato de transmitir lo mismo. Estos momentos son momentos de mucha atención, no de distracción; entonces el empezar a hacerte preguntas sobre el año que viene, a planificar ese año… es sinónimo de dejar de pensar en el presente. Yo no quiero que haya, bajo ningún concepto, ninguna alteración a lo que estamos teniendo entre manos.

Javier Imbroda vive con pasión el baloncesto, algo que le lleva a comportarse de forma poco común en relación a los entrenadores actuales; como el pasado sábado cuando entró en la pista para levantar a Hopkins, que estaba en el suelo protestando una falta, para que bajara a defender. ¿Es una forma de meter a los jugadores en el partido?
Es una forma de vivir. Es una forma de vivir el baloncesto. Yo a ellos les dije hace tiempo que yo procuro vivir los partidos y el juego y el baloncesto con pasión, con deseo. Yo respeto las formas de entrenar de cada uno porque con distintas formas se alcanzan éxitos, pero yo lo vivo de una forma personal, como yo lo siento, y yo trato de transmitir ese sentimiento a mi equipo.

Su libro se titula “Si temes la soledad no seas entrenador”. ¿Cree que está poco valorada la figura del entrenador? No sólo a nivel profesional, sino a nivel de cantera y de juegos escolares o colegiales.
Bueno, yo creo que hay gente que equivocadamente piensa que el entrenador es una pieza necesaria pero sin demasiado peso. Para mi es un error, yo creo que la figura del entrenador es una figura básica; si lo es en la alta competición, pues imagínate en la formación, ahí es una especie de maestro donde no solamente transmite cuestiones técnicas o tácticas, sino valores, que necesitan hoy día, y mucho, los niños y jóvenes.

En los textos que escribe, cuando se le oye hablar, se le nota un interés por la posibilidad de la reflexión, por tener un tiempo para pensar, para meditar las cosas, ¿cree que quizá se vive un momento en que se fomenta justo lo contrario, en el que se le imprime una prisa excesiva a todo, ya no sólo a nivel deportivo sino en la sociedad también y que quizá ahí está una de las causas de determinadas cosas que están sucediendo?
Sí, porque todo tiene su explicación. Lo que no podemos explicar es un maremoto; pero los comportamientos humanos tienen su explicación. Vivimos en una sociedad muy acelerada, donde se tiene mucha prisa en todo. Y eso genera que se quiera obtener un éxito inmediato. Y como eso no puede ocurrir, en general, eso genera una frustración. Entonces esa frustración deriva en comportamientos anormales. Hay que ir con cierta calma y hay que transmitir que no existe el éxito inmediato a no ser que te toque la lotería primitiva. Si no es así, el reconocimiento, el prestigio, se va consiguiendo con los años. Es bueno recordarle a la gente que calma, que las cosas se consiguen con calma, que está bien aspirar, que está muy bien ambicionar, pero con calma y si no sale se vuelve a intentar. No pasa nada. Pero con calma.

La figura de Imbroda se desvanece por el pasillo de forma progresiva. La cabeza ligeramente inclinada hacia abajo con un gesto que podría parecer de abatimiento y que sin embargo transmite seguridad, calma y reflexión. La viva imagen de un pensador.

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