miércoles, abril 04, 2007

Como el perro y el gato

Viñeta: Vicente Alonso.
Texto: Rubén Arranz.

La batalla por la Alcaldía no descansa ni en Semana Santa. Parece que los dos principales candidatos a ocupar el sillón de máxima autoridad del Ayuntamiento, Francisco Javier León de la Riva y Soraya Rodríguez, han dejado a un lado la preparación de los Santos Oficios y, como vulgares paganos (o turistas que buscan la playa en estas fechas tan señaladas) y repartiéndose la culpa, han pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión. Y es que a estas alturas no dudo que usted esté algo colapsado (y lo que le queda) de escuchar a los dos contendientes tirarse dardos envenenados sobre lo que el uno o otro ha hecho o dejado de hacer. Si es así, tranquilo, le recomiendo que se lo tome en clave de humor porque verá que no le faltan momentos.

La última fricción ha venido dada por una cuestión de ésas por la que sólo se enfrentan el niño, el calavera y el político: la del tú me invitas, yo te invito, tú no me convidas, yo entonces tampoco. Y es que Soraya le ha escrito una carta a Francisco Javier para quejarse, en general, por el trato "vejatorio" que recibe en los actos oficiales, y, en particular, en el pregón de la Semana Santa, que para más inri oficiaba Francisco (Vázquez), embajador de España en El Vaticano y antiguo alcalde socialista de La Coruña. Soraya, a pesar de ser diputada nacional y, por lo tanto, aforada, no tenía hueco en los bancos de los gerifaltes y, por lo tanto, tuvo que escuchar tamaño discurso desde una posición que no le correspondía.

Francisco Javier, por su parte, respondió el pasado 2 de abril con otra misiva, en la que de manera irónica, rotunda y educada a la vez, como sólo él y unos pocos elegidos saben hacer, le recordaba a Soraya que no le había invitado y que, por lo tanto, "no tenía asiento reservado en los bancos de autoridades". A pesar de ello, los servicios de protocolo del Ayuntamiento tuvieron "la deferencia de situarla en los asientos reservados para los invitados de la Alcaldía, que previamente habían confirmado su asistencia". La epístola (palabra muy propia en estas sacras fechas) finaliza de la siguiente manera: "en espera de haberle atendido, reciba un cordial saludo". Todo un detalle, oiga.

Y hasta aquí llega la polémica. De momento no se sabe si Soraya le responderá a Francisco Javier, si éste la invitará a su próximo convite o si ella le saludará cuando le vea por los pasillos del Ayuntamiento. Ésas son cosas de las que difícilmente tendremos conocimiento. Pero no me digan que, por lo menos, no se han preguntado alguna vez esta última. Yo, ésa y la de qué se cuece en la cafetería del Congreso (en la que el café está a 80 céntimos) después de un pleno agitado, me las pregunto todos los días. Porque no me digan que no tiene que ser una situación curiosa que uno del PP se haya olvidado un mechero y tenga que pedir fuego al ministro del que ha pedido la dimisión unos minutos antes. Cuanto menos curiosa...

1 comentario:

Tania Cobo dijo...

Supongo que los encargados del protocolo en el Ayuntamiento estaban de vacaciones el dia en que nuestro querido alcalde dijo lo del regateo de Soraya Rodríguez por un pañuelo en el mercadillo, de no ser así tal comentario hubiera terminado con un "atentamente y esperando haber contestado a sus dudas sobre las VPO, reciba un cordial saludo".
Cada dia me sorprende más la educación y el buen hacer del que se supone nuestro representante.