sábado, abril 21, 2007

Pedro de Girón traiciona a los comuneros

Los emisarios enviados a Flandes por la Santa Junta se ven obligados a regresar a Castilla sin haber podido llevar a cabo ninguna negociación. Carlos I no quiere negociar y pronto declarará abiertamente la guerra a los comuneros.

Carlos I, nombrado ya emperador meses atras, no es coronado como tal hasta el 23 de octubre de 1520.

Se cosen cruz blanca al pecho / los que van por la realeza, / cruz roja de rebeldía / es la insignia comunera.

Adriano de Utrecht, contando con la fidelidad de la alta nobleza, declara la guerra a la Santa Junta. El futuro de Castilla empezará a jugarse a partir de ahora. Se empiezan a producir las primeras batallas.

Pedro de Girón, noble que tras su ruptura con el rey dirigía las tropas comuneras, traiciona a los castellanos y traslada a sus soldados desde Villalpando (Zamora) hasta Villabrágima (Valladolid). De esta forma dejará el camino libre hacia Tordesillas a las tropas realistas.

Al perderse Tordesillas, / la traición es descubierta. / Pedro de Girón ha huido / sin haber rendido cuentas.

Los nobles y el ejército de Adriano llegan hasta Tordesillas. A pesar de la defensa organizada por el obispo Acuña y los soldados leales, la ciudad vallisoletana se ve obligada a capitular. Acuña y unos pocos soldados consiguen salir hacia Valladolid donde la población sale a la calle para recibirles en loor de multitudes.

El 10 de diciembre, se reune la Santa Junta por primera vez en Valladolid y nombra a Pedro Lasso de la Vega jefe de las tropas, ante el descontento del pueblo que hubiera preferido a Padilla, quien había regresado a Valladolid desde su ciudad.

Unos días después, Carlos I firma en Worms una real orden por la que condenaba a 249 comuneros más importantes a muerte, si eran seglares, y a otro tipo de penas, si eran clérigos. Declara también "traidores, desleales, rebeldes e infieles" a todos aquellos que apoyen a los comuneros. Sin embargo, esta real orden no será conocida en Castilla hasta febrero.

"Que sepan los imperiales / que si la lucha se alarga / el ánimo no ha de faltar / si la vida no faltara"

Padilla vuelve a Toledo para reclutar un nuevo ejército y pocos días después entra triunfal en Valladolid con sus nuevos soldados.

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