jueves, abril 19, 2007

Los soldados imperiales incendian Medina del Campo

Adriano de Utrecht decide enviar sus tropas para atacar a la capital segoviana por sus actos de insurreción. En Segovia, les esperan los vecinos dirigidos por Juan Bravo para aguantar contra el ejército imperial.

El pesquisidor Ronquillo marcha al frente de los cerca de mil soldados que atacarán Segovia. La revuelta comunera está cada vez más candente y pronto tornará en una guerra abierta entre los comuneros y los soldados imperiales de Carlos I.

Ya puede quedar Ronquillo / a la orilla del Eresma / que Segovia no se rinde, / Segovia no se doblega.

Hasta Segovia llegan soldados de las ciudades cercanas para ayudar a Juan Bravo y a sus ciudadanos. Desde Madrid, Juan de Zapata dirige a sus soldados para apoyar la revuelta comunera. Toledo, con Padilla a la cabeza, no duda en estar al lado de Segovia. Maldonado Pimentel con sus salmantinos llega para apoyar a la causa tras haber expulsado a los nobles de sus tierras en Salamanca.

Ronquillo, y sus tropas imperiales, reciben un importante varapalo. El ejército comunero ha ganado esta batalla aunque la guerra aún no está acabada.

¡Qué alborozo por las calles! / Los pendones se despliegan, / morados pendones viejos, / violados de tanta espera.

El Consejo Real responde rápidamente. El Capitán General de Castilla y León, Antonio de Fonseca, decide enviar sus tropas hacia Medina del Campo con el objetivo de hacerse con las piezas de artillería depositadas en la ciudad para atacar a la capital segoviana.

El 21 de agosto, las tropas entran en la ciudad pero los vecinos, conscientes del futuro uso que se dará a la artillería, deciden negar las piezas a los soldados imperiales. En el transcurso de la contienta, algunos de los soldados de Carlos I prenden fuego a algunas viviendas lo que acabará convirtiéndose en el gran incendio de Medina que dejó casi destruída la ciudad.

Al día siguiente, los medinenses, aún resistiendo a los soldados, descuartizan en medio de la calle al regidor Gil Nieto. Medina del Campo aguanta firmemente hasta que el día 24 Padilla, al frente de las fuerzas comuneras, llega para ayudar a la ciudad y vencer de nuevo al ejército imperial.

Juan Bravo, picando espuelas, / se precipita a su encuentro. / "Nunca olvidará Segovia / lo que por ella habéis hecho".


La noticia de la quema de Medina se extiende rápidamente y entran en comunidad nuevas ciudades como Palencia, Valladolid, Badajoz, Sevilla, Baeza, Úbeda, Jaén, entre otras.

El cardenal Adriano, tratando de acallar la revuelta que se extiende en todo el reino, destituye a Fonseca, al que considera responsable, y disuelve el ejército.

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