martes, febrero 13, 2007

Fuera de tono


Desde hace un tiempo a este parte, los miembros del equipo de Gobierno Municipal, y más concretamente la figura del alcalde, Javier León de la Riva, están llevando a cabo una estrategia dialéctica que excede las buenas formas y, en ocasiones, hasta lo lógico. Y es que aunque los discursos inspiran menos confianza que las acciones, el ruido en política a veces surte efecto y, aunque después no le siga una actuación coherente con lo que se dice, puede apelar a la curiosidad del votante, que a veces se ve cegado por una ironía o una frase elocuente.

Esto, aunque casi inédito en el ámbito municipal, no es nuevo en la política española y el recurrir a eslóganes no oficiales, consignas y proclamas con gancho es una táctica que se lleva haciendo desde el amanecer de la democracia. Sólo hay que recordar el "puedo prometer y prometo", el "váyase señor González", el "sin acritud" o el "OTAN, de entrada, no" para contextualizar este hecho.

El problema es que cuando se deja a un lado la capacidad de dialogar y surge un rival que contesta, sea del partido que sea, esas declaraciones se pueden convertir en las propias de un patio de vecinos y se puede perder, entre ventana y ventana, la racionalidad del discurso. Y eso no es sano ni para el municipio, ni para los ciudadanos ni para los propios grupos políticos, que a veces dejan al descubierto con sus palabras que sus proyectos van más en la línea del atrapa la alcaldía como puedas que del programa sólido y consensuado.

La semana pasada, León de la Riva increpaba a la candidata socialista, Soraya Rodríguez, a la cual acusaba de regatear por un pañuelo en el mercadillo. No muchos días antes, el concejal de Urbanismo, José Antonio García de Coca, contestaba una pregunta del edil del PSOE, José Francisco Martín, al que reconocía que manejaba muy bien "el lenguaje terrorista" por utilizar en su comparecencia el término "detonante". Estos dos ejemplos, no obstante, no son más que el fruto del clima de crispación que circula en el ambiente de las ciudades cada vez que se acercan unas elecciones, y una de las inevitables consecuencias que en ocasiones trae consigo el debate político.

Sin embargo, cuando se convierte en costumbre y se hace del fallo una virtud, el discurso se degrada hasta extremos inverosímiles, la demagogia aflora aún más si cabe y los asuntos importantes son relegados en favor de aquellos que más atracción popular puedan reunir. Por supuesto, eso no es bueno para la ciudad y, como ya he dicho en alguna ocasión, Valladolid espera.

FOTO: Latin Reporters

2 comentarios:

Anónimo dijo...

JODER ESTO ES UN BLOG DE ROJOS!!!

VIVA LA OBJETIVIDAD PERIODÍSTICA!!!!!!

Rubén Arranz dijo...

Hombre, en un artículo de opinión cabría más un juicio sobre el espíritu crítico del mismo que sobre la objetividad, pero bueno.

Aquí le dejo a usted una muestra de alguna entrada en la que mostramos una opinión positiva respecto a alguna de las cosas que hace el Ayuntamiento y la Junta de Castilla y León:

http://cronicasdevalladolid.blogspot.com/2006/12/un-proyecto-unificador.html
http://cronicasdevalladolid.blogspot.com/2006/12/ayudas-para-las-viviendas-de-los.html
http://cronicasdevalladolid.blogspot.com/2007/01/qu-te-parece-valladolid.html
http://cronicasdevalladolid.blogspot.com/2007/01/viajar.html

Un saludo