Valladolid espera
Termina el año 2006 y con él vuelan 365 días en los que Valladolid ha vivido más pendiente de sus intenciones que de sus hechos. A cinco meses vista de las elecciones municipales, la ciudad se prepara para recoger unos frutos que están tardando demasiado en llegar, probablemente como consecuencia de una política regional inmovilista y acomodada, con un discurso basado en la desigualdad casi irreversible respecto a otras comunidades y un gobierno que hace tiempo muestra sintomas de no tener una idea clara de lo que quiere que sea esta complicada amalgama de territorios llamada Castilla y León.
A pesar de ello, se ha trabajado en el nuevo Estatuto de Autonomía y durante este año se espera que llegue el TAV (Tren de Alta Velocidad), lo que dicen atraerá iniciativas empresariales que impulsarán la economía de la región y, cómo no, de Valladolid, que recibirá el tren comenzando un lavado de cara que romperá la eterna barrera que ha supuesto la vía durante mucho tiempo en la ciudad. En su lugar, amplias zonas verdes, grandes y funcionales nudos de comunicación, mayor eficiencia en el transporte público, etc. Un proyecto idílico que lógicamente tardará un tiempo en ver la luz, aunque a pocos meses para el comienzo de las obras, nadie se ha atrevido a concretar los plazos.
Y es que Valladolid, si a algo se ha acostumbrado en este año que sale es a sufrir con las obras. Dos de las principales arterias circulatorias de la capital, como son el paseo de Zorrilla y la avenida de Salamanca han estado varios meses en obras, lo que unido al corte de alguno de sus flujos de vehículos más concurridos como la plaza de la Circular o la calle Miguel Íscar, ha provocado embotellamientos en el centro de la ciudad que han acabado con la paciencia de más de uno.
La sombra de la corrupción también ha caído sobre la provincia y algunos municipios como Arroyo de la Encomienda han sido testigos de lo que algunos definen como un mal endémico nacional. El escándalo con la asignación de Viviendas de Protección Oficial fue tal que hasta el alcalde de Valladolid ha tenido que dar explicaciones de la que le había tocado a su hijo. A estas alturas y tras un tiempo en el que cada edición de informativo trae consigo noticias de esta índole, ya no se sabe si hay que preguntarse por el por qué de estos hechos o hacer cábalas respecto a quién será el siguiente implicado.
En definitiva, el 2006 ha sido clave en lo que respecta a algunas actuaciones sobre el TAV, el soterramiento, el proyecto de pabellón multiusos o el Estatuto de Autonomía. A pesar de ello, Valladolid ya demanda resultados y mira al futuro con la esperanza puesta en Madrid y en las posibles oportunidades que puedan surgir de tener a la capital del país, como quien dice, a tiro de piedra. Y es que no hay que descartar nada respecto a lo que pueda pasar o lo que se pueda esperar. Menos a los Rolling Stones, claro.
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