Ser gitano

Ayer 8 de abril se celebró el Día Internacional de los Gitanos, una fecha institucionalizada en 1971 y que está teniendo una importante difusión en los últimos años en todo el mundo.

En Castilla y León viven más de 25.000 gitanos distribuidos por todo el territorio y la mayoría de ellos se concentran en Valladolid capital.

La población gitana a pesar de contar con una cultura e identidad compartida es muy heterogénea, tanto en su forma de vida, como en su situación social y comportamiento, pero desgraciadamente la mayoría de la gente tiende a generalizar a la hora de emitir juicios de valor.

En un año como es este, 2007, denominado el Año de la Igualdad de Oportunidades, la mayoría de los europeos (el 77% según el último Eurobarómetro) piensa que ser gitano es un inconveniente para integrarse en la sociedad.
Por ello muchos colectivos trabajan para acabar con la discriminación social que sufren los gitanos en todo el mundo, como es el caso de la Fundación Secretariado Gitano en Valladolid.

Sin embargo, sucesos como el ocurrido el pasado viernes en el barrio Las Flores, en el cual un hombre de 53 años moría en la calle durante una disputa con dos jóvenes de etnia gitana, hacen muy difícil el trabajo de estas asociaciones.

A pesar de que la autopsia determinó que la muerte fue por causa natural, debida a un derrame cerebral seguramente provocado por el estrés del momento, los familiares aseguran que el cuerpo del hombre presentaba contusiones.

Los vecinos de Las Flores aseguran que la disputa y su fatal desenlace tan sólo ha sido la gota que colma el vaso sobre un problema de adaptación de los gitanos del barrio. Según ellos, los más de 300 gitanos que viven en la calle Margarita han hecho de la vía un verdadero gueto, llegando a utilizar una parcela pública como vertedero particular. Este hecho fue el detonante de la disputa en que se vio inmerso el fallecido al ver como dos jóvenes lanzaban basura en esta parcela colindante con su domicilio.

El trágico incidente se recibió como un handicap en asociaciones como esta, ya que la mayoría de las veces se tiende a concentrar el hecho noticioso en la raza o etnia de los implicados, algo de lo que según Rosario Ferreduela, miembro de la fundación, tienen mucha culpa los medios de comunicación.

El suceso ha reavivado una vez más un problema latente en nuestra ciudad, la convivencia entre payos y gitanos. Fruto de la falta de comprensión de un tipo de vida según unos, o de falta de adaptación según otros, lo que es seguro, es que sin la colaboración de ambos este año a pesar de su denominación, tampoco se conseguirá la tan ansiada igualdad de oportunidades.