domingo, abril 22, 2007

Los imperiales alcanzan a los comuneros en Villalar

El 22 de enero de 1521 se produce una revuelta comunera en Burgos que rápidamente es sofocada por el Condestable de Castilla, don Iñigo de Velasco. Supone un nuevo varapalo para las tropas comuneras. Además, entre estas tropas empiezan a aparecer lar primeras diferencias sobre cómo llevar a cabo la guerra. Padilla prefiere continuar mientras que algunos miembros de la Junta son partidarios de negociar una tregua.

Días antes, tropas realistas dirigidas por Francés de Beaumont habían tomado la villa de Ampudia y su castillo. Desde Valladolid parte Padilla con un gran número de soldados hasta Trigueros del Valle donde se reúne con las tropas del Obispo Acuña.

Ante la llegada del ejército comunero, Beaumont deja una guarnición en Ampudia y huye al vecino Castillo de Torremormojón. Es perseguido por Padilla aunque conseguirá llegar a Torrelobatón. El ejército comunero, por su parte, logrará tomar la población de Ampudia aunque respetará la vida de los sitiados.

A pesar de querer tomar Medina de Rioseco, símbolo del ejército realista, Padilla y sus soldados se ven obligados a regresar a Valladolid ante la falta de pólvora. El 23 de enero las tropas de Acuña sitiarán la villa de Magaz. Días después consiguen entrar en Frómista.

"Si en Cigales no se puede / dejar dos mil comuneros, / más vale que se destruya / la fortaleza del feudo".

A principios de febrero, tropas dirigidas por Padilla consiguen tomar la localidad vallisoletana de Mucientes. Desde ahí, se trasladan a Cigales donde destruyen la fortaleza para evitar que caiga en manos imperiales.

El 16 de febrero se conoce en Burgos el edicto de Worms ante la indignación comunera. Al día siguiente, quince ciudades andaluzas firmarán su compromiso con el rey y su Consejo de Regencia.

Al acabarse el pregón / mil murmullos se levantan. / ¡Viva Padilla!, alguien grita, / nadie su voz sofocara.

Padilla parte con sus tropas desde Valladolid con el objetivo de conquistar Torrelobatón, ciudad relacionada con el Almirante de Castilla. Finalmente, la ciudad se rendirá al ejército comunero.

Se pacta una pequeña tregua que servirá a Acuña para ir a Toledo a entrevistarse con María de Pacheco, esposa de Padilla. La población obliga a los eclesiásticos toledanos a que cedan a Acuña el Arzobispado de Toledo.

Por otro lado, después de intensos combates, las tropas imperiales consiguen una importante victoria en Mora donde incendiarán la iglesia con tres mil personas dentro, todos ellos ancianos, mujeres y niños refugiados.

"Si son mujeres o niños, / o si son viejos sin armas, / comuneros son también / y morirán sin que salgan".

Acuña sale de Toledo con un nutrido ejército y en Yepes es informado del incendio de Mora. Repleto de furia decide dar caza al ejército imperial para vengar las muertes inocentes pero, cuando estaba cerca de darles alcance, una manada desbocada de bueyes y vacas les hará retroceder.

Más al norte, el ejército de nobles acampa a una sola legua de Torrelobatón, donde están los comuneros. Las fuerzas del condestable refuerzan al ejército imperial que pronto atacará a los comuneros.

EL 23 de abril, el ejército comunero sale de Torrelobatón hacia Toro. Sin embargo, las tropas realistas los darán alcance en Villalar.

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