viernes, abril 20, 2007

Juana la Loca apoya a la Santa Junta comunera

El ejército comunero avanza hacia Tordesillas. Padilla, Bravo y Zapata encabezan el grupo. Cerca de Tordesillas, donde se encuentra encerrada la reina Juana, un grupo de caballeros que representa a esta ciudad sale a su encuentro.

Hasta la plaza han sacado / morados pendones viejos / y las mozas se han prendido / el morado comunero.

La ciudad de Tordesillas recibe triunfalmente a los comuneros. Es la primera vez que estos caballeros se reunirán con doña Juana, quien lleva viviendo recluida once años. Tras oír las explicaciones y los razonamientos de los comuneros, la hija de los Reyes Católicos se une a la causa comunera.

El 1 de septiembre la reina nombra a Padilla general de sus ejércitos. Además le pide que la Junta se convierta en el Gobierno y que, a partir de ese momento, empiece a reunirse en Tordesillas. Tras celebrarse la última Santa Junta en Ávila unos días después, se trasladará a Tordesillas para cumplir la petición de la reina loca.

Se aferran a reina loca / por no asirse ya a rey cuerdo. / ¡Loca estuviera la reina / para juntarse a su pueblo!

Juan de Padilla vuelve a su ciudad, Toledo, dejando al mando de los ejércitos a Pedro Girón, noble castellano partidario del movimiento comunero.

Mientras tanto, con el objeto de obtener la alianza de la alta nobleza castellana, Carlos I nombra gobernadores, para secundar a Adriano, a dos nobles castellanos. Ellos son el Condestable de Castilla, Iñigo de Velasco, y el Almirante de Castilla, Fadrique Enriquez.

La alta nobleza decide apoyar al rey Carlos I ante la situación que ha producido la revuelta en la que podrían peligrar sus privilegios. Además, las ciudades y provincias moderadas que formaban parte de la Santa Junta empiezan a desligarse del movimiento, especialmente Burgos que dispone de una floreciente industria.

El 25 de septiembre la Santa Junta promulgará el Juramento de Hermandad que engloba a todas las ciudades comuneras.

"Que no fuera libertad / la que los reyes le dieron, / que libertad concedida / no es libertad, sino fuero"

El 20 de octubre, la Santa Junta decide enviar a dos emisarios para que se entrevisten con Carlos I y le expongan sus quejas. Sin embargo, al llegar a Bruselas se les impide el paso y reciben amenazas directas del rey para que vuelvan a Castilla.

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