Amigos... ¿íntimos o interinos?

Es una moda en la actualidad deportiva contratar como empleados de un club a amigos de la presidencia (ya sean ex-deportistas, amigos íntimos o símbolos de un club). Si hace un tiempo fue Butragueño en el Madrid, en los días más recientes hemos podido comprobar como gente como Amedeo Carboni se han hecho con un puesto importante (nada menos que director deportivo) gracias a la amistad que les une con el presidente del club. La lista es larga: Alberto Herreros, Txiki Beguiristáin, Míchel, Toni Muñoz, Futre, Sarriugarte...

La habilidad de dichos personajes como deportistas está fuera de toda duda. Lo que deja ciertos interrogantes es su labor en los banquillos y despachos. Butragueño se fue del Real Madrid por la puerta de atrás sin que le fuera reconocido ningún mérito y después de tres años en blanco del club. Herreros entró a formar parte de los despachos del club porque, al parecer, se lo ganó al encestar un triple que valió una liga ACB a los blancos. Los “resultados” no tardaron en llegar y el club de la capital de España vivió una aciaga temporada colmada de contrataciones desacertadas y, cómo no, sin títulos.

En cuanto a los directores deportivos, Beguiristáin, Futre, Toni, Carboni...¿es que de verdad alguien piensa que pintan algo? Sí, en el peor de los casos se gastan auténticas millonadas en futbolistas que han acabado inéditos (caso de Maxi López o Tavano), por no recordar las cacicadas de los otros dos cuando regían el destino del Atlético de Madrid.

Aquí en Valladolid tenemos algo semejante, tanto en el club de fútbol como en el de baloncesto. El Club Baloncesto Valladolid confió la confección de la plantilla de esta temporada a todo un símbolo del club, Lalo García. El ex-jugador, tan bueno sobre la cancha como desastroso en los despachos, intentó hacer un buen equipo con el escaso presupuesto de un club que, dicho sea de paso, se encuentra en ruinas. Su apuesta más fuerte fue, cómo no, mantener a su amigo Paco García en el club. Además, apostó por la continuidad para una plantilla que no daba más de sí. Los resultados están ahí.

Más grave si cabe es la situación del Real Valladolid B. Oculta bajo el excepcional rendimiento de la primera plantilla del club, se halla la crisis de resultados del equipo B. Curiosamente, este equipo lo entrena un amigo íntimo del presidente y director técnico del club, Onésimo. Este ¿símbolo? del club llegó para encargarse de la cantera del club blanquivioleta y en poco más de un año ha estropeado el buen trabajo que Alfredo Merino había realizado en el filial vallisoletano. La situación es crítica pero los máximos dirigentes del club se encuentran ante la tesitura de echar a un entrenador que ha ganado 1 partido de los últimos 11, o mantenerle por la amistad que les une. Desde luego que si en vez de llamarse Onésimo Sánchez se llamase Rodrigo González ya estaría en la calle.

REAL VALLADOLID. Mucho he leído en las últimas horas acerca de la victoria del Real Valladolid ante el Sporting. Desde mi punto de vista los titulares que se han leído demuestran cómo nos lavan la cabeza desde los medios de comunicación. Que si se ha bajado el nivel, que los jugadores se lo están empezando a creer, que esto es un bajón... Un momento, ahora va a resultar que durante los 20 partidos que el club llevaba sin perder en todos jugó bien. Claro que tuvo malos partidos como el de este sábado, pero los sacó adelante del mismo modo que en esta ocasión lo ha hecho. Sin embargo, el hecho de que hayamos sido noticia en toda España durante la semana y esto haya coincidido con un partido flojo hace que salten las alarmas. Pues no, estoy con Mendilíbar y digo que sí, que sí ha sido un mal partido, pero no ha cambiado nada.