martes, febrero 06, 2007

Personajes en la historia de Valladolid: Torquemada


Tomás de Torquemada nació en Valladolid en 1420, en una familia de hidalgos, aunque existen indicios de que podría haber tenido ascendencia judía, lo que sería una cruel ironía para sus víctimas. Sobrino de un importante teólogo y cardenal, dedicó toda su vida al oficio monástico. Entró jovencísimo en la orden de los dominicos y tuvo una carrera como hombre de fé y erudito, llegando a convertirse en confesor de la entonces princesa Isabel. Sin embargo no fue hasta su vejez cuando fue solicitado por los reyes Católicos para la importante misión que le daría renombre. De personalidad contradictoria, llevaba una vida ascética, absteniéndose de comer carne y portando siempre el hábito frailuno, lo que no le impidió vivir en un palacio y tener numerosa servidumbre.

En 1.481, a los 61 años, Torquemada fue nombrado primer Inquisidor General (lo sería hasta su muerte, rechazando el cargo de Arzobispo) de los reinos de Castilla y Aragón, que apenas hacía unos años habían formalizado su alianza mediante el matrimonio de Isabel y Fernando, convirtiéndose de hecho la Inquisición en la primera institución común española. El monje dominico no es, por tanto, tan solo el más famosos de los inquisidores, sino también el genuino fundador del Santo Oficio, que dio forma a su estructura burocrática y tribunales, y que escribió las famosas Instrucciones, código de actuación por la que el órgano represor habría de regirse durante sus más de tres siglos de existencia.

Quizás el mayor arquetipo de la leyenda negra española, la crueldad de Torquemada ha sido magnificada hasta alcanzar la categoría de mito en la propaganda de los enemigos de la época del Imperio Español, principalmente ingleses, franceses y holandeses. Propaganda verdaderamente ruin si consideramos que los que la producían quemaban supuestas brujas o llevaban a cabo matanzas de miembros de otras confesiones religiosas que superaban numéricamente a las ejecuciones de la inquisición, por más que fuesen esporádicas. Se ha debatido mucho también sobre el número de víctimas de la Inquisición bajo el mando de Torquemada, oscilando entre los 2.000 y 10.000 personas sentenciadas a la hoguera.

Sin embargo una mayor o menos cantidad de ejecuciones no desmiente el hecho de que el fraile fue el verdugo de miles de personas asesinadas o torturadas y el arquitecto de una maquinaria que seguiría martirizando a inocentes siglos después de su muerte. Si bien es cierto que es muy difícil que los hombres se sustraigan a los prejuicios y costumbres de la época que les ha tocado vivir, a veces se nos presenta el pensamiento de un momento histórico como más uniforme de lo que realmente fue con el único fin de disculpar vergüenzas nacionales. Durante siglos las tres religiones del libro habían vivido en una situación sino de verdadera tolerancia, sí de coexistencia pacífica en los reinos cristianos. Y aún cuando los reyes católicos decidieron la uniformización religiosa de sus súbditos hubo voces como la de fray Hernando de Talavera que abogaron por la conversión de los judíos mediante la predicación y el ejemplo y no por la fuerza. Incluso se sabe que los reyes católicos estuvieron a punto de renunciar a la expulsión de los judíos cuando estos acordaron pagar 30.000 ducados si los dejaban tranquilos. Existe una tradición deque cuando Fernando estaba a punto de ceder a la tentadora oferta, Torquemada irrumpió, sosteniendo un crucifijo en lo alto, y exclamando: "Judas Iscariote vendió a Cristo por 30 monedas de plata; Su Alteza está a punto de venderlo por 30,000 ducados”. Tras esto dejó el crucifijo en la mesa y salió de la habitación.

Que personajes de la catadura de Torquemada tengan calles en su honor hoy en día en Valladolid, como si no hubiese personajes de su tiempo que hubiesen proporcionado beneficios a los españoles sin producir dañado a nadie, flaco favor le hace a la historia española. No se trata de borrar su memoria, sino de ponerla en el lugar que le corresponde. Solo a mentes con un conocimiento superficial y pueril de la historia, que sientan una patética añoranza del imperio, puede parecerles esto progresismo o corrección política. Cabe recordar que durante la Guerra de Independencia la tumba del dominico en Ávila fue profanada. Un acto simbólico que, ya fuera llevado a cabo por patriotas liberales o por afrancesados, quería acabar con aquella España de oscuridad y superstición.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La tumba de Torquemada en el Convento de Santo Tomás fue profanada durante el iluminismo español.